La proporción
--Como en la escultura clásica, lo importante en la vida es la proporción.
--Explícate.
--Creo que lo que más desasosiego proporciona en esta época es no tener sentido de la proporción de cada vida.
----Ya me dirás qué
tiene que ver eso con mi agobio: trabajo, casa, hijos, amigos…
--Antiguamente los roles estaban claros: el hombre trabaja fuera de casa y trae el dinero, ocupa todo el espacio social; la
mujer es el “Ángel de la casa” como la llama Virginia Woolf. El problema surge cuando ella decide que no está conforme con el reparto, con el papel que se le asigna, quiere ocupar un espacio social y tener dinero propio. Hay conflicto.
--Hoy eso está superado. Ambos son iguales.
--No creas, no es tan fácil. La revolución más importante del siglo XX ha sido la incorporación
de la mujer al espacio público. Se ha hecho “visible” e “independiente”. En muchos casos lo ha pagado con su vida. Es la única revolución en la que “el rebelde” pone además toda la sangre.
--Pero se han conseguido muchas cosas en poco tiempo.
--De acuerdo, pero falta proporción en ambos bandos.
Una
proporción de cada vida, porque cada vida es diferente. Los ingredientes son los mismos: profesión, “ángel de la casa” compartido, hijos, promoción social, relaciones familiares, con los amigos, aficiones… Busca
el equilibrio de las cosas que tú has decidido que componen tu vida y en qué proporción. Mézclense los ingredientes en la proporción de cada vida, agítense y saldrá el “cóctel vital”. Si las
proporciones no son exactas, hay que corregirlas.
--Si encuentro “mi equilibrio”, no hay agobio.
--El equilibrio es variable. Hay un equilibrio
en el que te educan; otro, el que tú racionalizas; otro, en cada época de la vida; otro, en cada estación del año…La cuestión, además, es tener bien claro que lo primero en el cóctel es lo primero.
--Falta el equilibrio de pareja.
--¡Ahí va! Veo que has entendido.